Cuando uno comienza a vivir su independencia mano a mano con su novia se tiende a olvidar lo propio y se comienza a pensar en lo común. Lo individual se vuelve accesorio de un todo y uno comienza a disfrutar viendo a la otra persona perseguir sus aficiones.
Mer, mujer que disfruta de lo pausado y recogido fue una gran deportista durante su infancia. Fue una gran nadadora que se cansó de la competición, incluso llegó a ganar alguna medalla nacional. Todo lo que yo tengo de competitivo ella lo tiene de pausada, motivo por el que a mi el yoga ni me va ni me viene y a ella le vuelve loca.
A menudo regaño (con cariño) a la isleña. Por lo que me cuenta es una persona que disfruta de lo deportivo, y sin embargo insiste en resguardarse en la lectura. Llevo varios meses insistiendo en que recupere alguno de los deporte que tanto quería, y gracias a un pequeño panfleto callejero, escribo esto mientras ella anda no muy lejos de casa en su primera clase de yoga.
Vivir en pareja implica disfrutar de las actividades individuales del otro, y en la distancia sonrío, porque la isleña debe andar por su séptima u octava pose de yoga, una afición que ha tardado en recuperar y donde no cabe la competición.
Miércoles 27 de marzo de 2024
Tallin, Estonia
Recuerdo #958