He amanecido con la cadera inflamada y la espalda tensa. Mi pijama de algodón se ha convertido en un papel de lijar y el edredón de plumas es un peso inamovible para mi dolorido cuerpo.
Comienzo a pensar que el golpe de ayer es algo más complejo de lo que pensaba. El dolor trasciende más allá del trauma y mi psoas derecho parece ser el motivo de mis males. Escribo estas líneas pidiendo a quien esté ahí arriba que mi dolor no sea muscular, porque de serlo, peligra mi semana de fútbol.
Vuelvo a casa del trabajo cojeando. No siento nada que no sea dolor en mi costado derecho, y por mucho que me duele me toca no entrenar hoy en casa y probablemente me pierda el entrenamiento de mañana.
Lunes 11 de marzo de 2024
Tallin, Estonia
Recuerdo #942
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