Mañana jugamos nuestro último partido de liga, y aún dependiendo de nosotros mismos la realidad es que tenemos que ganar por orgullo.
Precisamente por el partido que tengo que jugar a las dos de la tarde me encuentro sentado en mi casa, el reloj marca las seis, y espero poder irme a dormir en cuatro o cinco horas.
Una parte de mí anticipa que no voy a poder irme a dormir. Y es que mañana es último partido de la temporada, partido en el que nos jugamos perder la categoría y la última vez que jugaré al fútbol competitivo este año.
No quiero escribir mucho más, no vaya a ser que contamine la esencia de un recuerdo de viernes que se caracteriza por hacerme sufrir con los nervios de un partido que aún sufrido será muy especial, ya que será el fin de mi primera temporada en el extranjero.
Viernes 26 de octubre de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #806
