Contaba hoy Colmenero en un artículo sobre el gran diario farmacológico de Escohotado, que por lo general, Antonio jamás releía lo que escribía. No le gustaba la idea de volver a visitar ideas escritas bajo el efecto de los opiáceos.
Sin querer compararme con Escota, a mi me pasa algo similar con mis fotos y poemas. Me produce cierta urticaria abrir mis archivos y bucear en aquellas fotos de Vietnam por poner un ejemplo. Del mismo modo, no me gusta visitar mis poemas, creo que no están hechos para leer.
Poca gente sabe que realmente mis poemas no iban a ser publicados, pero una carambola de la vida hizo que me supusiera menos esfuerzo editar y publicar, que imprimir en una papelería para regalárselo a Blanca.
No me gusta releer lo escrito, tiendo a juzgar con los ojos actuales lo que escribí con los ojos pasados, y a toro pasado es muy fácil juzgar y opinar.
Me gusta pensar en mis recuerdos como un hilo de migas de pan que solo tendrá sentido cuando tenga la edad suficiente para sentarme a ver las hojas del otoño caer.
Domingo 28 de noviembre de 2021
Madrid
Recuerdos con contexto 107
