Por diversos motivos que ahora no vienen a cuento mañana me tocará jugar mi segundo partido de titular en el tercer equipo de Paide. En la primera división no profesional, y con tan sólo dos divisiones por debajo de primera división, los rivales son duros. Partidos de mucha velocidad para los que me falta calidad y me sobran quilos, y que sin embargo, logró terminar.
Mañana me toca poner rumbo a la localidad de Tabasalu. Lugar en el que jugaré mi segundo partido como extremo, aunque en práctica es más similar a un interior que a un número once o siete clásico.
A menos de veinticuatro horas del partido me he sentado con mi entrenador a repasar situaciones de partido y lo que se espera de mí. Tanto él como yo sabemos que me falta calidad y sin embargo escucho atentamente lo que me tiene que decir, porque si algo tengo claro es que quiero aprovechar cada oportunidad que me de. Razón por la que vuelvo a casa nervioso y mordiéndome las uñas.
Mañana jugaré un partido que sobre el papel puede ser de los más fáciles para mí. Un equipo con un central débil, un lateral que peca de regateador y dos mediocentros que dejan espacio entre líneas.
¿Y cuál es la trampa? Pues bien, ponemos rumbo a Tabasalu con doce jugadores. Lesiones, amarillas y otras obligaciones ajenas al fútbol nos obligan a un todo o nada, y la presión de tener que jugar noventa minutos me mantiene en vela.
Viernes 19 de abril de 2024
Tallin, Estonia
Recuerdo #981
