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  • Foto del escritorCarlos Pinedo Texidor

975 - Sábado en casa.

La vida social en el Báltico es muy diferente a la madrileña. Los estonios viven sus relaciones sociales de una forma más individual. Los grupos de amigos no tienen el mismo peso que en España, y es una rara excepción el juntar a grupos que no se conocen.


En cierta medida los estonios me recuerdan a los mallorquines. Salvando las distancias, se trata de una sociedad muy cerrada que ha sufrido mucho. Los mallorquines, aún sin saberlo, son consecuencia de varios siglos de invasiones de corsarios y desconfianzas con estraperlistas, y aquí en Tallin se vive algo similar pero fruto de la invasión y ocupación soviética y otras tantas que no vienen a cuento.


En mis casi dos años en el Báltico puedo contar con una mano mis amistades locales. Todas ellas han sido forjadas en la relación uno a uno, y salvo un breve tonteo con un grupo de turcos, nunca he llegado a tener un grupo de amigos. Razón por la que en estas tierras las relaciones amorosas cobran tanta importancia.


Los noviazgos en uno de los países más curiosos del mundo se asemejan a lo que mis padres viven en su círculo social. Los noviazgos estonios se consideran como una unidad indivisible y los grupos de amigos, ya de por sí anómalos, no se entienden sin los grupos de parejas.


Los párrafos anteriores, que podrían ser una amalgama de ideas extraídas de Rameras y Esposas, sirven para entender que cuando Mer, en uno de sus sábados de jaleo, sale de casa, no me supone ningún problema quedarme leyendo y escribiendo. Porque en Tallin, a diferencia de en Madrid, no hay presión social para salir de casa.


Sábado 13 de abril de 2024

Tallin, Estonia

Recuerdo #975



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