No puedo ir a entrenar, me duele la cadera y con cada paso siento un cuchillo atravesar mi pierna derecha. Comienzo a pensar que tengo una pequeña pero incómoda lesión muscular. Algo que demuestra que no tengo nivel para el equipo con el que entreno. La intensidad de la pretemporada parece que ha podido conmigo. Puede que en efecto se trate de un contundente golpe, pero empiezo a dudar.
El dolor me ha acompañado casi toda la mañana. Y la agudeza del cuchillo con cada paso me ha hecho terminar el día trabajando desde casa. Algo que sigue sin ser mi opción laboral preferible pero que resulta muy cómoda cuando uno apenas puede levantarse a por café.
Parece que mi pequeño golpe es algo más que un golpe. Y aunque haya cierta tristeza en mis recuerdos, no podría estar más feliz. Porque he vuelto a recuperar el norte deportivo, o en otras palabras, vuelvo a poner mi cuerpo al límite.
Martes 12 de marzo de 2024
Tallin, Estonia
Recuerdo #943
