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  • Foto del escritorCarlos Pinedo Texidor

935 - Desde casa.

Una de las cosas que más me sacaban de quicio cuando trabajaba en Madrid era la obligación de calentar la silla de la oficina. La jornada laboral se basaba en horarios establecidos que poco tenían que ver con la carga de trabajo. Razón por la que ahora, acostumbrado a la vida báltica, me pregunto cómo fui capaz de aguantar.


El trabajo en el Báltico, que se sustenta en la conciliación laboral, permite entrar y salir de la oficina cuando uno considera oportuno. Una realidad que ayuda a trabajar mejor y eliminar de la oficina el estrés de las tareas personales, entre las que incluyo cuidar de un pequeño perro.


En mi caso, cuanta más libertad tengo, más me gusta ir a la oficina, algo que sin duda se ve influenciado por poder llevarme a Paco al trabajo. El pequeño diablo perruno, aunque se porta bien la mayoría de las veces, no deja de ser un cachorro que a veces no puede aguantar la vida laboral. Razón por la que hoy he tenido que volver a casa a eso de las dos.


En Madrid, jamás podría llevarme a Paco al trabajo, tampoco podría seguir trabajando desde casa a mitad del día sin tener que dar explicaciones, y lo más importante de todo, jamás podría ir a mi casa porque no podría permitirme el alquiler.


Lunes 4 de marzo de 2024

Tallin, Estonia

Recuerdo #935



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