Después de una semana de poco sueño, mucho trabajo y mucho deporte, vuelvo a casa de la oficina con una única idea en la cabeza: dormir.
La vida independiente invita al descanso alejado de las obligaciones sociales, y sin embargo rara vez es compatible con la paz que disfrutaba en casa de mis padres.
En mi pequeño refugio báltico siempre hay alguna tarea pendiente. La limpieza se acumula con la ropa por lavar. La nevera se llena de alimentos por caducar que han de ser cocinados. Y lo que pretendía ser un viernes de descanso acaba siendo una tarde de quehaceres.
Aún con todo ello, creo que tanto Mer como yo nos organizamos bien en las tareas del hogar, y aunque haya alguna estantería con más polvo de lo que hubiera visto en Madrid, tampoco es para tanto.
Viernes 1 de marzo de 2024
Tallin, Estonia
Recuerdo #932
