Amanecer después de una noche de beber y bailar no es precisamente una de mis aficiones favoritas. Tampoco incluiría en mis aficiones tener que salir a pasear con un perro que sigue sin entender que no puede hablar y que por mucho que ladre no voy a conseguir mantener una conversación con él. Pero quejas aparte, me siento muy afortunado por poder salir a pasear, resaca mediante, con un cachorro al que quiero profundamente.
Siguiendo con mi tradición de comida elaborada de los sábados, Mer y yo hemos invitado a mi amigo Ruan a probar esos fideos de cerdo y verdura que tan famosos se están haciendo. He logrado, en el pequeño espacio de mi cocina, dominar el arte de la carne caldosa y verduras crujientes.
He aprendido, gracias a la prueba y el error, a dominar todo plato que requiera cocción lenta, e incluso en la autoexigencia que me caracteriza, pudo afirmar que cada vez cocino mejor. Razón por la que entre zumos de tomate preparados y buenas conversaciones, un surafricano, una estonia y un español han disfrutado de la elegancia de las comidas de resaca.
Sábado 17 de febrero de 2024
Tallin, Estonia
Recuerdo #919
