Hora y media ha durado mi aventura en las mesas de póker hoy. Una mala racha adornada por los entresijos de una variedad que no domino. La variedad de Omaha es tal vez una de las mayores complicaciones de la vida en el tapete. Cuatro cartas de las que se deben usar dos, una variedad para la que me falta cabeza y experiencia.
Llevaba tiempo sin jugar al póker. Echaba de menos jugar con las fichas y aprender estonio junto a mis compañeros de mesa. El aspecto social en el juego es fundamental, y tal vez sea mediante el apostar y el jugar, una de las mejores formas de conocer a los estonios.
Hoy poco puedo escribir más allá de la satisfacción que siento al volver a casa feliz por la derrota. Hay días en los que los dioses del azar deciden que mejor volver a casa y cenar con tu novia. Razón por la que, además de haber aguantado una explicación de hora y media sobre mis matemáticas del juego, ha podido disfrutar de una buena hamburguesa.
Viernes 26 de enero de 2024
Tallinn, Estonia
Recuerdo #897
