Paloma, amiga a la que guardo cariño y mucho respeto, me decía entre risas y cierta tristeza, que la vida social en Madrid anda algo desordenada. Los artistas no se encuentran, los enamorados se separan y la vida sigue su curso.
Madrid es una ciudad maravillosa. De esos tesoros tan buenos que algo malo deben de esconder. Y es que Madrid, ciudad de mil vidas y otras tantas noches, disfruta del caos del incomprendido. Y Paloma, a la que yo considero una dulce incomprendida, me dice que le faltan madrileños que le dediquen pensamientos.
Más allá de los matices amorosos de una amiga por la que varios amigos perderían los papeles, lo que yo creo que le pasa a mi querida Paloma, es que se ha dado cuenta de que Madrid hay miles, pero todos nos empeñamos en vivir el mismo.
Los jóvenes, al menos los que nosotros conocemos, viven cortados por el mismo patrón, y ella, que además de buen sastre le gustan los modelos de patronage simple se ha cansado de buscar entre trozos de tela que aún siendo de chaqueta se consideran traje de tres piezas.
Martes 2 de enero de 2024
Madrid, España
Recuerdo #873
