Desde hace varios meses llevo evitando terminar de editar y publicar el segundo volumen de mis recuerdos. Creo que gran parte de mi pereza se debe al no querer asumir que en dos años de mi vida lo único que he creado han sido dos tomos de mi día a día. Me duele no haber creado más de lo que he hecho, y la realidad es que no lo he hecho por vago.
Desde hace un año tengo en borradores un precioso relato cuyo nombre es Flores para Clara. Una de esas breves cartas al olvido que debería ser mi primer relato publicado, y sin embargo lo tengo olvidado. Tal vez me fustigue en exceso, pero la realidad es que toda mi creatividad literaria anda en remojo y la comodidad de la vida monacal evita que dedique mis esfuerzos a lo intelectual más allá de la lectura y las cartas para no leer.
La anterior reflexión ha sido fruto de un paseo entre la nieve y un posterior café solitario en mi querido Fika. No sé muy bien porqué no he terminado de escribir ninguno de las casi veinte títulos que tengo en borradores. Me pregunto si alguno de los siguientes títulos verá la luz el año que viene: Flores para Clara, Cartas quinquenales, Raíces, Ahora que soy adulto, Cien semanas en el Báltico, Cholismo y otros monoteísmos. Me pregunto muchas cosas
Domingo 26 de noviembre de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #836
