Doy gracias a mis padres por haberme educado en la lectura, pasión que me avergüenza por no aprovechar tanto como podría. La lectura, compañera de infinitas horas y largas noches en vela nunca me ha defraudado, y más allá de algún mal libro, siempre se disfruta.
No sé si habré escrito en alguno de estos recuerdos sobre lo lectora que es Mer. Pequeña rata de biblioteca que es capaz de alternar a en una misma semana a Tolstoi con alguna novela quinceañera. Pues bien, Mer, además de lectora voraz, también es una grandísima fan de los libros de fantasía, al igual que yo.
Una de las mejores sagas jamás escritas versa sobre un pequeño joven y su dragón. Una historia escrita por Paolini cuya adaptación al cine fue un absoluto fracaso y que aún me produce vergüenza ajena. Pues dicha saga, absoluta oda a los dragones y a sus jinetes tendrá continuación, una quinta entrega que sale a la luz en unos días.
Mer, lectora que se deja llevar por recuerdos del pasado, se ha vuelto a ver en su infancia leyendo las aventuras de Eragon y aquella piedra azulada que encontró en el bosque, y por ello, después de unos cafés, hemos paseado a una librería.
Cada uno con su preciosa obra, ella la primera entrega de Eragon, y yo con más historias de Tolkien ilustradas por Lee, hemos paseado de vuelta a casa. Y resguardados del frío y entre la pequeña biblioteca que comenzamos a tener, hemos pasado la tarde como siempre solemos hacer, en calma
Domingo 5 de noviembre de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #815
