Creo que la vida monacal y el noviazgo me ha hecho volverme aún más casero de lo que ya era. Disfruto de las cuatro paredes de mi hogar donde me refugio entre brebajes y lecturas. He construido un boticario a base de hierbas y mejunjes, y por las noches disfruto de diversos remedios para cuerpo y alma.
Dentro de mi botica legal destaca la hierba maté y el té de cáñamo. Alterno calabazas bien preparadas con sorbos de un té relativamente amargo y que sigo creyendo es el responsable de haber mejorado mi sueño. Entre cada sorbo dedico varios minutos a escribir y a consultar las lecturas que tengo pendientes. Aunque mi conciencia me sigue pidiendo que me deje de entretener y publique de una vez por todas el segundo volumen de mis recuerdos, aunque ese es otro tema.
Contemplo el ramo de flores que he comprado a Mer al salir de trabajar. Dada la época del año no creo que duren más que un par de días, pero las margaritas suelen ser buenas compañeras de escritura y lectura.
Como no podría ser de otra forma suena de fondo mi querido Calamaro, y me pregunto mientras trato de buscar algo sobre lo que contar del día de hoy, si acaso no es recuerdo suficiente poder permitirme el lujo de dedicar mi tarde a mis pasiones nobles.
Viernes 20 de octubre de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #799