Cuesta creerlo, pero es la primera vez en mi vida que voy a tener vacaciones laborales. Casi siempre he podido coger algún día suelto y alargar el fin de semana, o disfrutar de dos semanas entre el curro que dejaba y el nuevo que empezaba.
En estos últimos dos años he tenido tres trabajos, y nunca he cogido dos semanas de vacaciones, hasta ahora.
El miércoles pongo rumbo a mi querida Mallorca, donde pasaré dos semanas al sol, comiendo y disfrutando del hogar familiar y la mesa puesta. Dos semanas de verdaderas vacaciones, aquellas que se viven en una casa y sin la presión del tener que hacer turismo.
Mis nervios vacacionales son palpables en la oficina, y mi jefa, que me conoce más de lo que parece, no puede evitar recordarme que de lo que se trata es de olvidarme del mundo laboral, de apagar el móvil y poner la cabeza en blanco. Y en ese recordatorio, sin ella saberlo, me ayuda a entender que mi equipo me necesita descansado y libre de estrés.
Lunes 31 de julio de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #718
