He llegado a casa después de varios cafés y un paseo con Mer. Ella se iba a un concierto y yo volvía a mi habitual costumbre de ordenar y leer en la tarde del domingo. Y aunque haya aprovechado la mañana algo me dice que mi día puede teñirse de holgazanería y pereza.
Son las tres de la tarde del domingo, y por segunda vez en la historia de estos maravillosos recuerdos me dispongo a narrar mi domingo y los cuatro días anteriores de más reciente a más antiguo.
La razón por la que hoy me siento delante del ordenador con cinco recuerdos por escribir se debe a mi falta de tiempo y disciplina. He aprovechado cada minuto libre y de ocio para descansar, escuchar música y leer, y por el camino he descuidado mi escritura.
Pero dejando de lado las razones de los recuerdos por escribir quiero insistir en la idea de escribirlos al revés. Podría decirse que se trata de una crónica de un recuerdo anunciado, algo que como ya demostré el año pasado, resulta ser un juego interesante para el lector que los lea en orden ascendente.
Supongo que cuando edite éste segundo volumen de recuerdos una de las primeras cosas que haré cuando reciba la copia impresa será el volver a los recuerdos de esta semana, y leerlos de las dos formas posibles, en orden cronológico y en orden inverso. Y tal vez en esa doble lectura encuentre matices que ahora mismo no soy capaz de apreciar.
Domingo 30 de julio de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #717
