Son las once y cuarenta y tres de la noche de un lunes soleado y fresco. La brisa de mar ha aligerado un día donde el sol no ha dado descanso. Y sentado en una roca en la bahía de Kalamaja me dispongo a escribir uno de los recuerdos más especiales de este segundo tomo.
Suena una de mis listas de música favoritas, y el móvil me indica que no puedo subir más el volumen. Mi querida Friendly Skeleton me ha acompañado en muchos de mis recuerdos. Horas de escritura, lectura y reflexión al compás de mis grupos favoritos. Sonidos que pondrían ritmo a aquella danza de la muerte de la capilla de San Francisco Javier. Sonidos que alegran el alma y acompañan a la nostalgia.
El recuerdo de hoy, originalmente dedicado a la impaciencia de unas vacaciones que se acercan ha dejado paso al desahogo de un joven que cada día tiene más presente que su regreso a España está pospuesto indefinidamente. Y a modo de queja me lamento por el panorama de un país tan maravilloso que se auto sabotea para no dar envidia.
Hoy he amanecido después de poco más de cinco horas de sueño. Anoche no pude dormir, en parte por las tristeza de unas elecciones donde ni los unos ni los otros son capaces de entender los problemas de un país condenado al sufrimiento.
Jóvenes cuya única opción de labrarse un futuro digno pasa por hacer el macuto y cruzar Pirineos. Jóvenes agotados por un país que beneficia a los que llegan y a los que envejecen, pero que por el camino se olvida de los que deberían heredar las ruinas de un país que ya fue.
Mis padres me tildan de pesimista, de cenizo y catastrofista. Y ojalá tuvieran razón. No soy más que uno de los muchos cientos de miles de jóvenes que son incapaces de ver futuro a un país que se empeña en sufrir.
No tengo la solución, ni tampoco sabría hacer las preguntas adecuadas, lo único que sé, es que con la perspectiva de la distancia veo un país ofuscado con el pasado. Un país donde la derecha vive de los éxitos del Imperio del Sol y donde la izquierda persigue molinos de viento que hasta el más tozudo hidalgo sería capaz de esquivar.
Lunes 24 de julio de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #711
