Durante muchos meses he pensado que estos recuerdos serían el proyecto de mi vida. Pensaba que si lograba dejar mis volúmenes de recuerdos y algún que otro libro, mi vida habría sido digna de vivir. Y me equivocaba.
Creo que mi error parte de la premisa que lo que uno vive es digno de celebrar, y aunque en contadas ocasiones puede ser verdad, no me avergüenzo al aceptar que mi caso no será ese. Que lo que escribo tampoco vale para tanto, y que por mucho que perfeccione mi prosa y mi poesía, ninguna está hecha para otro fin que no sea el regocijo personal. Por mucho que de vez en cuando me ilusione al pensar que alguien lee mis líneas.
Tengo suerte, más de la que creo merecer, porque además de tomar decisiones muy acertadas sé que he encontrado el proyecto al que quiero dedicar mi vida. Mis amigos se acordarán de aquellas pegatinas de El Faro Verde con las que cubrí Madrid. Es muy probable que aquello fuera el germen de lo que voy a empezar. Y hasta Puntada Sin Hilo me ha servido para entender qué es lo que quiero dejar tras de mí.
Es cierto que si la pandemia se hubiera retrasado unos meses aquella idea de El Faro Verde hubiera nacido. Pero de nada sirve lamentarse por lo que pudo haber sido. Aquella idea nunca llegó a florecer, y eso que le dediqué seis meses de trabajo en la sombra.
Ahora lo que importa es que es que gracias a haber formado parte de los recortes de la industria tech pude encontrar el que es mi segundo trabajo en Estonia. Un hecho que ha logrado que mi inquietud en ciertos temas haya florecido. Y quince días después de mi primer día he logrado dar con una idea por la que merece la pena soñar.
El proyecto de mi vida no va a ser económico, ya que sé que no me voy a tener que preocupar por el dinero, confío en mi cabeza y en lo bien que se me da mi curro, y es por ello por lo que puedo dedicarle todo el cariño y el mimo que un proyecto de estas características necesita.
Hoy he entendido en qué quiero centrar mi curiosidad y pasiones nobles, un pequeño gran proyecto cultural hecho por gente corriente y para gente corriente.
Martes 24 de enero de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #530
