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  • Foto del escritorCarlos Pinedo Texidor

505 - La vida de campo.

La noche de ayer fue dura. Las casi siete botellas de vino que debimos terminar son las responsables de no haber descansado. Eso de despertarse a las doce de la mañana con la boca seca y acidez en el cuerpo no es algo agradable. Pero que se le va a hacer. El vino alegra las noches a cambio de sacrificar las mañanas. Un pacto que parece justo.


Amanecer (aunque sea a las doce) en el campo es tal vez (tápate los ojos Mediterráneo mío) uno de los despertares más maravillosos que conozco. El aire fresco, la ausencia de ruido, algún reflejo en la ventana y la vista a una sierra que se viste con las nubes. El campo es donde se encuentra la verdadera paz, y más si uno sale de la M-30.


La vida en el campo es muy distinta a la que tengo en mi cabeza cuando me sueño leyendo junto a las brasas de la chimenea. Eso de querer escribir y leer es muy distinto a lo duro que debe ser renunciar al gentío metropolitano. Y eso que en mi vida cuasi monacal renuncio a muchos placeres del urbanita, pero vivir in aeternum en el campo me produce ciertos picores que ya trataré de dejar por escrito.


Por mucho que me guste Tallin, Madrid o Palma, hay algo de la vida en la España Vacía que me atrae. Encuentro paz en cruzar de un pueblo a otro para comprar el pan. Ser amigo del carnicero y que te guarde los mejores cortes. Que el panadero tenga la hogaza lista. O no preocuparse por las chorradas del político municipal de turno. La vida en pueblos parece tranquila, y la promesa de una biblioteca y mucho silencio me tienta.


Es cierto que gran parte de mi escritura bebe de los estímulos de la ciudad. Más cierto incluso, es que el germen de mi huida a Tallin radica en la comodidad y eolias cansancio de los estímulos de la M-30. Y si algún día vuelvo a vivir en Madrid, lo haré mediante pequeño refugio mesetario. Haré de un pueblo castellano-leonés mi lugar secreto. Y muy probablemente le dedique un libro, al igual que estoy haciendo con Madrid, Mallorca y Tallin. Libro que espero tener listo para cuando en mayo del veintitrés cumpla el cuarto de siglo.


Viernes 30 de diciembre de 2022

Malpartida de Corneja, España

Recuerdo #505




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