He descubierto muchas cosas de mí mismo desde que me exilié a Tallin. Una de ellas y tal vez la más significativa, es lo fácil que es perder amistades. Aunque bueno, tal vez podríamos debatir que muchas de esas amistades solo se mantienen por la inercia de la vida madrileña, y que esa pérdida tampoco es para tanto.
En mi caso diferencio tres tipos de relaciones: amigos, colegas y conocidos. El primero de los tipos es tal vez el más reducido, entre amigos y amigas no sobrepasan la docena. En cuanto a colegas, es común en la vida madrileña llegar a la treintena, aunque no es raro que los colegas pasen a aumentar el grupo de conocidos que debe andar por la centena.
Cuando uno vive en Madrid, o al menos en mi caso, la línea entre colegas y amigos es muy delgada. Es habitual que la inercia de ver a alguien muy a menudo te haga pensar que es un amigo, cuando en realidad es un colega que sin la inercia de la capital acabará olvidándose de ti. Por otro lado no resulta tan descabellado confundir a los conocidos con colegas. Es importante entender que la diferencia entre un conocido y un colega puede explicarse con la capacidad de coger el teléfono y disfrutar de una cerveza mano a mano. El colega aguanta la conversación, el conocido acaba siendo un mal trago.
Pues bien, en mi exilio del Báltico he entendido que muchas de mis decisiones pasadas han sido acertadas. Muchos que consideraba amigos resultaban ser colegas, aunque por el camino hay varios que he clasificado malamente y nunca deberían haber dejado de ser amistades.
Con esta idea concluyo el día de hoy. Día en el que he disfrutado de cuatro cafés con varios amigos y colegas, y una cena con un grupo de piratas con los que he reconocer que he cometido algún error, aunque eso es otro tema.
Como pequeño bonus añado que cualesquiera de las relaciones anteriores se rige por los momentos vitales, y coincidir en un mismo punto con alguien es cuanto menos complicado. Y tal vez por eso los que hace dos años eran conocidos hoy vuelvan a ser amigos y viceversa.
Miércoles 28 de diciembre de 2022
Madrid, España
Recuerdo #503
