Currículum de por medio uno podría asumir correctamente que he tenido mucha suerte con mis decisiones. Tengo veinticuatro años, algún que otro logro del que estar orgulloso, y una picaresca propia de un granuja mediterráneo.
Mucha gente de mi trabajo sigue pensando que ando en la treintena. Que eso de que tenga veinticuatro es un error tipográfico. Supongo que de ello puedo sacar dos conclusiones, que envejezco muy mal o que sé comportarme como un adulto.
De lo primero no voy a hablar mucho, porque mis dolores de lumbago me harían afirmar rotundamente que voy cuesta abajo y sin frenos. De lo segundo estoy convencido que se debe a saber hablar en público. Soy de esos que sin ser de los más inteligentes acaba convenciendo. Puede que en otra vida fuera líder de alguna tribu de cabreros, de ahí el querer tirar al monte.
Pero bromas aparte, sigo pensando que en esta vida hay que tener picaresca. Eso de que la experiencia se mida en años me parece una pantomima. Y de los ascensos o subidas de sueldo en función de los años aún más.
Pues bien, como buen granuja tiendo a empezar procesos de selección para trabajos en los que sobre el papel estoy infra cualificado. Mi bandeja de entrada se llena de docenas de rechazos, y muy de vez en cuando suena la flauta, como hoy.
El jueves tengo mi primera entrevista en suelo estonio. Y espero, que como tantas otras veces, mi acento castizo junto con mi pillería mediterránea, me hagan tirar al monte.
Martes 29 de noviembre de 2022
Tallin, Estonia
Recuerdo #474
