Hace un año, semana arriba o semana abajo, me di el capricho de comprarme unas Birkenstock. Unas populares y marrones Boston clogs que desde hace meses llenan páginas de revistas y foros de redes sociales. Parece ser que han visto en ese modelo un icono de la moda, y yo, que simplemente quería los zuecos por cómodos y por vacilar un poco en casa, he acabado enamorado de ellos.
Creo que he usado casi todos los días esos maravillosos zuecos indestructibles. En Madrid han sido mi zapato de andar por casa, y aquí en Tallin, (sin la voz de mis padres regañándome) han sido mi zapato veraniego de diario. Y ahora, con el invierno llamando a la puerta, sigo usándolos con un par de calcetines calentitos.
No sé muy bien en qué momento hice mi forma de vestir una expresión de tranquilidad propia del mediterráneo moral. No sabría muy bien cómo definir mi estilo, pero mi amiga Carmen dice que visto como un padre informal. A lo que mis amigos añadirían que es más bien un padre divorciado y en plena crisis de los cuarenta.
A lo anterior no puedo más que reírme y aceptar que llevar ropa de mi padre con unas zapas no es ni mas ni menos guay. Es cómodo, muy cómodo, sobre todo en los relativo a comprar ropa. Apenas gasto en polos, jerseys y abrigos, y la calidad de todo lo heredado supera a lo que hay en el mercado actual.
Pero más allá de lo anterior, creo que vestir de una determinada forma en función de cada momento es algo que he aprendido a hacer, y por eso, para bajar a la compra me calzo con mis zuecos, una camiseta y un forro polar de Muji que he convertido en imprescindible.
Mi día de hoy, además de recados del hogar, ha sido un día de reflexión y orden. Y la reflexión anterior no deja de ser un nostálgico recuerdo del otoño madrileño. Porque aquí en Tallin se acerca el invierno y necesito comprarme un abrigo que aguante varios grados bajo cero. También necesito unas botas, y varios calcetines de lana. Pero sea lo que sea, espero que me ayude a seguir manteniendo ese estilo de padre moderno que tan cómodo me parece.
Domingo 25 de septiembre de 2022
Tallin, Estonia
Recuerdo #408