Una de las muchísimas razones por las que estoy muy cómodo en mi actual curro es la forma en la que organizamos la semana. Cada lunes, varios de mi equipo nos sentamos y defendemos nuestras tareas de la semana. Cualquiera puede criticar y proponer una priorización de los asuntos, y muchas veces en ese debatir uno acaba dándose cuenta que pretendía perder el tiempo con alguna gilipollez que puede esperar varias semanas.
Esa forma de organizar y asumir críticas deriva en una planificación meticulosa con tres objetivos en mente, lo mejor para el equipo, lo mejor para los objetivos personales y lo mejor para la empresa. Aquí podríamos hablar de la importancia de la jerarquía, pero sin entrar en jardines espesos, después de estos cuatro meses me reiría y cambiaría de tema.
Como se puede apreciar por el título ha sido una semana muy buena. He conseguido cerrar dos proyectos que llevaba varias semanas tratando de solucionar. También he logrado poner en vereda a varias ideas que necesitaban materializarse en proyectos, y lo más probable es la que la semana que viene empiece a darles forma.
Siendo sinceros creo que estoy encontrando en este curro una pasión que no creía que fuera a ser tal. Nunca pensé, o al menos no lo concebí cuando acepté la oferta, que en pocos meses iba a vivir tanto. Puede que sea un cúmulo de pequeños detalles que ahora en la distancia de aquel primer día de junio ayudan a poner en perspectiva todo.
Hoy ha sido un día muy tranquilo, he trabajado a un ritmo relativamente relajado, gran parte de mis proyectos semanales estaban acabados, y la promesa de varias partidas de ping-pong con mis colegas de equipo han logrado distraer a un pobre Carlos que quiere organizar todo por si finalmente decide desconectar dos semanas a finales de octubre.
Viernes 23 de septiembre de 2022
Tallin, Estonia
Recuerdo #406
