Un amigo ayer me hizo caso,
reunió el valor y me habló de abrazos,
de aquellas tardes de verano,
y los sueños desde el cuarto.
Hablaba con cariño,
de los pensamientos del pasado,
me asegura ser un niño
que por fin se ha aceptado.
Me cuenta, mi buen amigo,
que siempre estuvo en un enfado
con el peso de su recuerdo,
y el vivir de tres a cuatro.
Querido amigo, no te escondas,
hablaste conmigo y con otros tantos,
mira feliz al frente
¡deja ya los llantos!
He dado muchas vueltas a esta última poesía, ya van doscientos poemas y aún no sé de lírica. Me planteo si es lo mío, las rimas sin salida ya van miles de versos y aún no se improvisan. Son historias
Cuando era más joven, por no decir pequeño un músico maño, me enseñó el fuego, me dijo, “oye Lazarillo, tú tan cafetero, prueba esto, dame dos de limón, camarero” Probé aquella pócima, como si fuera v
En el libro anterior, sentía vértigo, me daba pavor llegar al final, no quería poner puntos sin más. Ahora que escribo, con algo más de estilo, que al menos entiendo las rimas que digo, me parece curi
