Carlos Pinedo Texidor
118 - Macarrones para merendar
Corría por la plaza
aquel niño de ojos blancos
vestía unos vaqueros azul rasgado
con manchas de tomate
y heridas de los patios.
Sonaba, de rato en rato
una voz en su cabeza,
que enfadada le decía
“no te manches niño,
el tomate es complicado”
Corría, sin descanso,
el rubio niño de lado a lado
con una mancha imponente
y calcetines de cuadros
¡Ay la mancha de tomate en su regazo!
Sonaba, el timbre del portal,
una madre de rubio pelo y verdes ojos
asombrada abre a su hijo despeinado,
“Pero qué has hecho hasta este rato,
otra vez manchado yo te mato”
Corría, ya descalzo,
el pobre niño hasta su cuarto,
aún no entendía su pecado,
tan sólo había tomado
macarrones a las cinco y cuarto.