Para mi que vuelen libres
los pájaros de ahí arriba
que vuelvan cada invierno
las blancas golondrinas
Que no haya peleas
en las copas de cada esquina
que sean más sonoros los píos
que las sirenas de policía
Que los vientos de Madrid
ya no soplen por Castellana
que la Plaza de Colón está muy airada
que vuelvan los sonidos a Santa Ana
Para mi que todo acabe
y vuelva la señora
la del bar del café de hierbas
y las malas horas
He dado muchas vueltas a esta última poesía, ya van doscientos poemas y aún no sé de lírica. Me planteo si es lo mío, las rimas sin salida ya van miles de versos y aún no se improvisan. Son historias
Cuando era más joven, por no decir pequeño un músico maño, me enseñó el fuego, me dijo, “oye Lazarillo, tú tan cafetero, prueba esto, dame dos de limón, camarero” Probé aquella pócima, como si fuera v
En el libro anterior, sentía vértigo, me daba pavor llegar al final, no quería poner puntos sin más. Ahora que escribo, con algo más de estilo, que al menos entiendo las rimas que digo, me parece curi
