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  • Foto del escritorCarlos Pinedo Texidor

914 - Un cerdo a fuego lento.

Cocinar es una de mis muchas pasiones. Disfruto en el caótico pero ordenado proceso de seleccionar y aprovechar materias primas. Considero que hay cierta alquimia en lo culinario, y es que hasta las estaciones y el sentir propio influyen en el resultado final de lo que yo cariñosamente llamo "platos pa´to".


Mi amor por lo culinario es heredado. Mi madre, quien en su infinita paciencia nos ha enseñado a todos mis hermanos a cocinar, me permitía pasar las tardes de colegio viendo cómo se desenvolvía en la cocina. Nunca fuimos de platos elaborados en términos modernos, pero en casa de mis padres siempre hubo guisos y platos que hoy el español medio ha sustituido por burratas y ensaladas césar.


En nuestra cocina siempre hubo azafrán, vino para aderezar y buen aceite de oliva. Crecí viendo cocinar con buena materia prima y paciencia. Y ahora, en la distancia, alejado de esa materia prima a la que estaba mal acostumbrado, trato de imitar los platos de mi infancia.


En cierta medida tengo la fortuna de poder permitirme las mejores materias primas que se encuentran en Tallin. Es cierto que lo que uno encuentra por esta zona del continente no llega a los pies de un ultramarinos humilde de barrio madrileño, pero aún así, de vez en cuando logró reunir algo de calidad.


Ayer por la noche puse a guisar un dos kilos de un cerdo relativamente bueno. Veinticuatro horas después el olor del azafrán y del vino de Rioja han inundado la cocina y el salón, y por muy buena labor que haya logrado como alquimista y cocinero, sigo pensando en aquellos guisos de mi infancia.


Lunes 12 de febrero de 2024

Tallin, Estonia

Recuerdo #914



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