Los domingos son días que deben enfocarse en el descanso de cuerpo y alma. He defendido la figura del domingo como inicio de la semana en numerosas ocasiones. Los lunes están sobrevalorados. y no hay nada mejor que comenzar a organizar lo que viene en una mañana de domingo con un buen café.
Desde que me independicé descubrí que hay dos tipos de domingo, los que invitan al reposo y los que sirven para como decía antes, organizar la semana. Creo que en el punto intermedio de ambos se encuentra lo virtuoso, razón por la que hoy he aprovechado para organizar mis lecturas y escrituras pendientes, a la par que he disfrutado de un brunch en casa con unos amigos.
Escribir y leer en las mañanas dominicales se ha convertido en una de mis tradiciones favoritas. Aprovecho para ordenar mis notas y en la medida de lo posible dedico una hora larga a pensar en qué debo concentrar mis esfuerzos. Supongo que gran parte de mi obsesión con el dedicar el domingo a descansar y a lo que viene radica en ese miedo propio del emancipado, el ver la vida pasar consecuencia de las interminables tareas del alquiler. Motivo por el que hoy, aún llevando varios días soñando con una buena siesta, he acabado organizando una semana intensa e interminable.
Domingo 22 de enero de 2024
Tallinn, Estonia
Recuerdo #892