Volver a Tallin siempre merece la pena celebrarlo, aunque sea un día más tarde de lo planeado y después de una noche en Alemania.
La última vez que me senté en mi sofá a escribir fue el veintidós de diciembre. Día en el que hice la mochila y volví a casa de mis padres. Aquel día no pude prever que iba a echar tan de menos un sofá que con el paso de los meses se ha convertido en nido y biblioteca.
Con el sol a medio desaparecer y un frío que echaba de menos, el pequeño rincón de la calle Soo que llamo hogar me ha vuelto a acoger. Un pequeño detalle de Sus Majestades debajo del cactus me ha recordado que hasta en el norte los que nos portamos bien tenemos regalos, y eso que mi año no se ha caracterizado por escribir como debería.
Lunes 8 de enero de 2024
Tallinn, Estonia
Recuerdo #879