Carlos Pinedo Texidor
825 - Hamburguesa y aniversario.
Dentro del sinfín de aficiones y costumbres que Mer y yo compartimos, tal vez la que más felicidad nos produzca sea el comer. Ambos disfrutamos de la cocina simple, de esos platos castizos que son tan contundentes como baratos. Sin desprestigiar a la cocina elaborada, que también nos gusta, he de decir que en la simpleza de lo poco elaborado se encuentra la verdadera felicidad, razón por la que hoy, día de nuestro primer aniversario, hemos querido cocinar una buena merluza acompañada de puré de patata.
Al salir de trabajar, y escoltados por la luz de una luna que en estos meses oscuros impresiona aún más, fuimos al mercado al lado de casa. Tallin, ciudad costera, es tristemente un mal lugar para comprar buen producto fresco. Aunque como le decía a Mer, lo extraordinario es lo que se encuentra en Madrid, ciudad con la segunda lonja más grande del mundo. Pero tampoco seamos agoreros como la ciudad que me ha acogido, la realidad es que hay muy buen salmón y una gran tradición de ahumados.
Siendo miércoles esperábamos haber encontrado mejor materia prima y guiado por el buen consejo de mi madre de no fiarme de los ojos opacos, decidimos huir de la pescadería y encontrar refugio en la carnicería, lugar donde acabamos comprando casi un kilo de hamburguesas de vaca madurada.
Ya en casa, y de la mano de un decente Marqués del Riscal del año veintidós, cocinamos la que hasta la fecha es la hamburguesa más caray de mayor tamaño que he preparado nunca. Y como otras tantas veces, en un pequeño rincón de barrio de Kalamaja, Mer y yo conversamos hasta no poder abrir los ojos.
Miércoles 15 de noviembre de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #825