771 - Cine, paseo y vino.

Escribí hace no mucho que el otoño ya había llegado a Tallin. Que las brisas bálticas son agradables y permiten disfrutar de una ciudad que invita a la calma, más aún si el sol decide acompañar con sus detalles veraniegos. En esta latitud la diferencia de un día para otro es muy significativa, por lo que días como hoy, de brisa y pocas nubes son un tardío regalo del que más vale disfrutar.

Al salir de trabajar, de la mano de una buena lista de música puse rumbo a Solaris, lugar donde mi isleña me esperaba. Creíamos que iba a ser una tarde de lluvia, y las entradas de cine había sido compradas con mimo. A medio camino entre el lamento y la ilusión dejamos de lado la tarde soleada y fuimos a por palomitas. La tercera entrega de Hercule Poirot es tal vez la mejor de todas. En ella se reúnen detalles que en las dos primeras fueron incapaces de pulir, y la larga conversación que tuvimos después es prueba de la buena calidad de la película.

Al salir y habiendo concluido nuestras discusiones cinéfilas, el aire fresco de la noche nos acogió, y bajo el cielo estrellado de una noche propia del verano acabamos callejeando por Kalamaja hasta ir a parar a una terraza tan especial como desesperante. Estuvimos esperando casi cuarenta minutos para que nos sirvieran un agua con gas y un vino blanco, y en ese esperar volvimos a disfrutar de uno de mis detalles favoritos de la vida en Tallin, aunque ese es otro tema.

Viernes 22 de septiembre de 2023

Tallin, Estonia

Recuerdo #771