746 - Entrenar con dolor.

Los noventas minutos de ayer me han hecho despertarme con dolor y una resaca muscular poco habitual. Punzantes dolores con cada movimiento, que no me han abandonado hasta después de una larga y fría ducha que me ha hecho llegar a la oficina a las nueve y media.

El día ha ido acompañado de lo que suele ocurrir cuando agosto llega a su fin. Problemas y proyectos que después de estar parados un mes de repente se necesitan para ayer. Y claro, el asalariado que escribe esto no puede más que ponerse al día y tratar de entender qué ha ocurrido en su ausencia.

Quejas aparte, mi situación laboral es maravillosa. Mi equipo es perfecto, y mi jefa, que espero que no lea nunca esto, ha depositado en mi una confianza y un respeto que aunque sea mutuo, considero que aún no me he ganado.

Después de una intensa jornada de picar correos, discutir con desarrolladores y bucear en legislación he llegado a casa arrastrándome. Ahí me esperaba Mer, con quien había quedado para entrenar y ver un capítulo de The Walking Dead.

Entrenar con dolor es un placer poco placentero, ayuda a valorar el estado de forma físico en el que uno se encuentra, y si se tiene suerte, proporciona algo poco habitual en el castigo del cuerpo: paz.

Lunes 28 de agosto de 2023

Tallin, Estonia

Recuerdo #746