Hoy he vuelto a la oficina, después de algo más de dos semanas ausente he hecho lo mejor que se puede hacer, volver a currar un viernes, día en el que nadie espera nada y que sirve para leer los mensajes e emails pendientes.
Como toda vuelta a la vida laboral uno entiende que no es indispensable, que todo sigue su curso y que salvo alguna excepción la ausencia no se ha notado. Esto me ayuda a recordar que hay que currar duro, más aún cuando hoy han despedido a otros veinte de mi antiguo curro.
Pero más allá de mi vuelta a la oficina hoy ha sido el día en el que he estrenado mi nuevo rincón de pasiones nobles. Como escribí ayer, he cambiado la organización de mi casa, algo que ha derivado en un pequeño lugar de almohadones y vinilos en el que Mer y yo pasaremos largas horas.
Aprovisionados con sobrasada, queso, longaniza y vino, hemos pasado la noche del viernes hablando y escuchando vinilos. Largas conversaciones que de vez en cuando iban acompañadas de un agradecimiento por haber redistribuido el salón.
Entre vinos, sobrada y vinilos el reloj ha marcado las dos de la mañana, y a la luz de las velas, y de alguna farola de la calle, hemos estrenado el rincón en el que pasaremos el invierno.
Viernes 18 de agosto de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #736
