Carlos Pinedo Texidor
734 - Vuelta a casa.
Siempre pensé que mi emigración a Estonia iría acompañada de nostalgia con cada vuelta a España. En mi primeras semanas tendía a imaginarme volviendo a casa y sufriendo por el volver a Tallin, y sin embargo me equivocaba.
Desde que puse pie en Tallin en junio del veintitrés he vuelto a España cinco veces, y cada vez la pena por volver a Estonia ha sido menor. Hoy, que pongo rumbo de vuelta a mi hogar báltico siento cierto alivio, como si fuese un turista en mi propio país, sólo puedo pensar en hacerme un café en mi salón y escuchar mis vinilos.
No sé en qué momento comencé a ver en Tallin un hogar. Una ciudad a la que con mimo, esfuerzo y suerte he logrado llamar mía. Supongo que hay cierto mecanismo de defensa que hace al emigrante hacer suyo el lugar de destino, algo así como una respuesta darwiniana a las decisiones de la vida.
Tengo por delante dos aviones, y por mucho que haya disfrutado en Mallorca no puedo evitar sentir una calma inusual al imaginarme en mi rincón de la calle de Soo, lugar al que no me queda más remedio que llamar hogar.
Miércoles 16 de agosto de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #734
