No sé muy bien en qué momento me obsesioné con un particular tipo de golpeo que consiste en un suave efecto al centrar el balón. Tal vez se deba a que en un partido lograse un buen pase, pero sigo sin entender cómo llegó a convertirse en una obsesión.
Desde hace varias semanas llego a entrenar algo antes que de costumbre. Suelo dedicar veinte minutos a practicar un tipo de golpeo que sirve a de centro y de disparo. Un suave efecto que una de cada tres veces logro conseguir, y que curva la pelota lo suficiente para superar la barrera que debería haber.
Como lateral obsesionado con Filipe sueño con esas carreras hacia el interior del campo. Esas incursiones que solían finalizar con un templado centro al segundo palo, y que muy de vez en cuando se convertían en balones envenenados que causaban problemas al portero.
Llevo varias semanas obsesionado, y hoy por primera vez, he logrado repetir el golpeo a mi antojo, algo que me hace pensar que puede que ya sepa golpear con mimo a la pelota que me hace feliz.
Jueves 20 de julio de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #707
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