Son las dos de la tarde del miércoles, escribo este recuerdo después de haber dormido doce horas, y lo hago sentado en una de mis terrazas favoritas de Tallin.
El día de ayer, unido al mes anterior, me hizo pedir lo que se considera un “health day”. Días libres que me ofrece mi curro cuando necesito un descanso y coger fuerzas. Y con ello en mente, ayer entrené como hacía años que no lo hacía.
Fui a entrenar como cada martes y jueves a mi querido Kalevi, estadio cerca de mi antigua casa. Durante algo más de hora y media sudé y sufrí. Y mientras escribo esto sigo sin sentir los tobillos.
Nos quedan tres semanas para entrarnos en la Copa de Estonia a un segunda división que promete ser un partido de época. Y yo, joven que vuelve a correr con libertad, trato de entrenar sin descanso para poder disfrutar de mi primer partido contra jugadores profesionales.
Ayer volé, llegué un poco antes para entrenar faltas y centros, y por primera vez en mi vida empiezo a atinar la puntería. También me concentré en mejorar la elástica y el recorte con la zurda, y dos de los goles que metí fueron prueba de que algo estoy haciendo bien.
Al acabar de entrenar, más allá del dolor muscular, mis bajas pulsaciones y mi respiración me hacían entender que aún podía entrenar con mas intensidad. Pero como bien decís antes, mi cabeza necesita descanso, y ahora con perspectiva hice bien en irme a dormir y cogerme el miércoles libre.
Martes 11 de julio de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #698
