Carlos Pinedo Texidor
666 - Otro verano.
Hace mucho, no recuerdo en qué momento de mis primeros meses en Estonia, escribí algo similar a que Estonia tiene dos estaciones, invierno polar y fresca primavera. Sin quitar veracidad a dicha idea, Estonia paraíso del Báltico, tiene muchos matices estacionales que sólo se pueden apreciar con mimo y paciencia.
En poco menos de dos semanas viviré mi segundo solsticio de verano en Tallin, que para el que no lo sepa, es uno de los días más importantes del año. Y rescatando parte de la idea del principio, estos últimos dos meses y medio han sido una de las primaveras más bonitas que recuerdo. De esas tan intentas que si uno parpadea se la pierde.
Hoy, viernes laborable de junio he disfrutado de otra de las tradiciones del sector tecnológico estonio, el evento de verano de la compañía. El año pasado acabé a duras penas en una sauna de Pärnu, con más tequila que sangre y que derivo en una de las resacas más duras de mi vida. Hoy, algo menos de un año después, a menos de media hora de casa, he vuelto a ser un niño en los campos de críquet y de rugby que construyó el fundador de mi empresa.
Yo, mediterráneo enamoradizo del deporte, he acabado participando en el torneo de críquet, deporte al que no termino de coger el truco. Pero como me decía una compañera de curro, “tú practicas todos los deportes, seguro que acabas en algún equipo”. Y puede que lleve algo de razón, pero más que por afición, por ganas de tachar otro deporte en el que competir, aunque mi eterna espina siempre será el rugby.
Ahora bien, dejando de lado la línea argumental y os hechos a recordar, me gustaría, una vez más, hablar de la luz de Tallin. Porque además de estar horas al sol con mi equipo, hoy he vuelto a sentir la misma sensación de inmensidad que sentí en aquel viaje a La Patagonia. Uno de esos breves instantes de calma donde supongo que si tuviera la Fe que me gustaría tener, escribiría que el azar no puede ser la respuesta a la complejidad de nuestra existencia.
Viernes 9 de junio de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #666