Creo que una de las razones por las que juego al fútbol es todo lo que siento antes de un partido cualquiera. Creo que dejaré jugar al fútbol cuando no me cueste ir a dormir antes de un partido, o cuando horas antes de saltar al verde no sienta un escalofrío recordándome que hoy puede ser la última vez que juegue al fútbol.
Sé que pensar que cada vez que juego puede ser la última es algo catastrofista. Sin embargo, al igual que con la vida, ser consciente de que muerte puede llegar en cualquier momento, o en este caso una lesión, es la única forma de disfrutar cada partido al máximo.
Sin duda hoy miércoles, un día cualquiera de mayo, después de una derrota de domingo en un partido que deberíamos haber ganado, tengo una razón fuera de lo normal para estar nervioso. Sé que tampoco ayuda que hace escasas semanas viera peligrar mi continuidad en el fútbol. Ahora que la inflamación y las heridas de la nariz están curadas, estoy más convencido que nunca, que realmente me fracture la nariz y las dificultades para respirar son un buen recordatorio.
Me acuerdo de aquel Carlos que no podía dormir antes de su primer partido oficial y hoy diecisiete años después y con menos partidos a mi espalda de los que me gustaría puedo decir que juego habitualmente al fútbol y siento los mismos nervios.
Hoy puedo decir que tengo un equipo que me pide compromiso, lealtad y pasión y siendo sinceros saber que diecisiete años después vuelvo a disfrutar de mis nervios me enorgullece. ¡Qué vivan los nervios antes de un partido de fútbol y por supuesto que me viva todo lo que puede pasar en el césped!
Miércoles 17 de mayo de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #643
