642 - Cansancio y cafeína.

Hay cierta belleza en el cansancio deportivo. Me gusta el sufrimiento derivado del deporte, y más si es después de un partido de fútbol. Y aunque mis agujetas sean un recordatorio más de lo lejos que estoy de jugar al nivel que debería me alegra poder decir que la media parte que jugué el domingo hace que hoy me arrastre por la oficina.

El despertar no ha sido fácil, mucho menos placentero, y he necesitado dos duchas de agua fría para sacar fuerzas y prepararme un espero. Supongo que tampoco ayuda que mi nueva forma de preparar café me quite diez minutos por las mañanas, pero es el precio a pagar por disfrutar de un café bueno.

Siendo sincero, y algo sarcástico, podría acabar el recuerdo aquí. Porque no tengo mucho que destacar de un martes con sabor a viernes de final de trimestre. Cafeína, cansancio y una avalancha de marrones sobre la mesa que me hacen replantearme mis decisiones vitales. Viviría mucho mejor en mi vida de asalariado de despacho, porque aquí a diferencia de aquel trabajo en la torre, me toca asumir responsabilidades que tienen consecuencias en equipos con los que trabajo en el día.

Mientras escribo este recuerdo trato de pensar en cuanta cafeína habré consumido hoy y la verdad es que no lo sé. Cafés habré llegado a la docena, y he tenido que recurrir a un par de bebidas de dudoso contenido para sobrevivir. Supongo que mi cansancio ha llegado a un punto que trasciende la solución de la cafeína, y paradójicamente para dejar de estar tan cansado tengo que sobrevivir varias semanas más entrenando y jugando así de duro.

Martes 16 de mayo de 2023

Tallin, Estonia

Recuerdo #642