620 - Una nariz malherida.

La nariz comienza a funcionar, el aire entra y sale, vuelvo a oler la primavera, y ese cansancio tan profundo poco a poco se olvida de mi.

La incomodidad sigue presente, picores y dolores de una tabique lleno de cortes, y ante la bajada de la inflamación empiezo a asumir que el tabique está más desviado de lo que pensaba.

Sigo creyendo que no la tengo rota. Que esa penosa radiografía de urgencias mostraba una fractura que me acompañaba desde hace años, pero la diferencia de aire de cada lado me hace dudar.

Trabajar teniendo que buscar aire cada pocos minutos no es agradable. Mucho menos sentir un escozor impropio cada pocas horas. Supongo que es algo transitorio, y aunque no lo fuera, creo que puedo vivir con ello.

Siento algo de pena mientras escribo esto. No trato de entender qué tipo de juego han decidido empezar los dioses del fútbol. Cada vez que vuelvo a estar listo para competir, un nuevo golpe me aleja del verde.

Tal vez eso que oiga no sean las travesuras de los dioses del balón, tal vez sean campanadas que marcan una retirada, pero a mis veinticuatro me niego a tirar la toalla. Me queda mucho fútbol, y si tengo que pasar por quirófano y jugar con una máscara lo haré.

Lunes 24 de abril de 2023

Tallin, Estonia

Recuerdo #620