Carlos Pinedo Texidor
618 - Una noche muy jodida.
Creo que no sorprende si digo que después del golpe del jueves hoy he vuelto a despertar sin haber descansado. La inflamación de la nariz ha decidido comenzar a invadir mi ojo izquierdo, y entre la herida del tabique, el constante moqueo de la hemorragia y el color de mi párpado parece que he tenido una pelea de las que marcan época.
Es poético eso de tener días de descanso y que se conviertan en jornadas incomodidad y falta de sueño. Supongo que el lunes será aún más jodido, porque además de trabajar, será la quinta noche en la que no logro conciliar el sueño. Al menos tengo la suerte de tener un fin de semana de cinco días la semana que viene, pero ese es otro tema.
El día de hoy, lejos de ser un día en el que he aprovechado el sol y el buen tiempo ha sido uno marcado por un amago de lectura y un par de siestas. He ido con Mer a Telleskivi, con la idea de un café y un par de horas al sol, pero he sido incapaz de aguantar alejado del sofá, y no me ha quedado otra que volver a casa y acomodarme n posición horizontal.
Aunque siendo sinceros no todo es tan malo como parece. El sol ha vuelto a Tallin, la primavera de los quince grados y brisa marina ha vuelto. Las calle están llenas de niños y perros, y las terrazas vuelven a sus habituales tonos de alegría.
Gracias a que Tallin vuelve a lucir con flores y gentes variadas, los mercadillos han vuelto a abrir sus puertas. Y he tenido la suerte de volver a pasear por el puesto de un anciano mercante al que tuve el honor de hacer una de mis fotos favoritas en mis primeros meses en Estonia.
Hoy ha sido un día duro, fiel continuación de la pesadilla de noche que he pasado, aunque supongo que no sería capaz de apreciar el sol y el buen tiempo sino fuera por la rabia que he sentido cuando me he despertado a las nueve después de una siesta de babas y manta.
Sábado 22 de abril de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #618