600 - Un entrenamiento diferente.

A medida que calentaba antes del entrenamiento, no podía evitar pensar en aquellos primeros días de mi vida jugando de lateral. Una posición con la que he tenido un romance interrumpido por mis aventuras con la delantera y los extremos.

Recuerdo nítidamente todas las largas conversaciones con mis entrenadores. Que si me tocaba jugar de nueve, que mejor probarme otra vez de lateral, y en estos últimos meses, que jugar de cinco era lo mío. Decenas de conversaciones buscando mi lugar en el campo, y creo que por fin he entendido que la razón por la que quiero tanto a mi banda derecha, y es por lo alejado que he estado de ella.

Aquellos días de primeriza juventud en los que jugaba en esa posición con tanta alegría y destreza son inolvidables. Largas horas entrenando en solitario para poder dominar la banda, y ahora, con un tornillo en mi pie izquierdo me toca recuperar todo lo que perdí.

Hoy ha sido un entrenamiento diferente, lleno de nostalgia, donde el primer balón que he recibido me ha transportado a esos días en los que no sabía usar la pierna izquierda. Qué curioso como cambia todo, porque ahora, casi prefiero centrar con la pierna atornillada.

La emoción de volver a sentir ese control, esa conexión con el balón, ha sido algo que llevaba mucho tiempo esperando. Cada subida por la banda, cada carrera defensiva, emociones que no he podido evitar redescubrir, o mejor dicho, despertar una parte de mí que había estado dormida durante demasiado tiempo.

Creo que he vuelto a ser el jugador que alguna vez fui, el que ansiaba ser de nuevo. La felicidad de volver a jugar en la banda derecha como lateral, de retomar aquello que siempre he amado, es un sentimiento que no cambiaria por nada del mundo.

Vuelvo ahora a aquellos recuerdos antiguos, a aquellos días de regates y agujetas, a esos romances y rivalidades de Chamartín y con el corazón lleno de alegría por fin entiendo que nunca debí alejarme del lateral.

Martes 4 de abril de 2023

Tallin, Estonia

Recuerdo #600