595 - Descanso y reposo, maldito tesoro.

No acostumbro a necesitar reposo en mis aventuras deportivas. Suelo sobre entrenar al cuerpo hasta llegar a un estado de dolor constante que llegado su punto deja de doler. Mi cuerpo (aupado por mi mente) logra alcanzar un cierto y placentero estado de trance donde ni siente ni padece. Pero claro, después de una operación y más de un año parado el cuerpo ya no se acuerda de aquello.

Desgraciadamente tengo lo que creo que es una leve fisura de aductor. Una de las lesiones más comunes y más incómodas para aquellos que corremos sobre el verde. Son pequeñas y sedientas lesiones que buscan más dolor. Y en mi caso, es la única lesión a la que tengo igual de miedo que de respeto.

Hace varios años miré cara a cara a esa pequeña fisura y decidí retarla. Por supuesto perdí, y algo que se habría solucionado con una semana de reposo se convirtió en casi un mes de punzante agonía.

Ahora, tal vez por mi redescubierto amor al fútbol fruto de la operación, siento un respeto fuera de lo normal para todo lo relacionado con los aductores. Y es por ello que hoy no me ha quedado otra que disfrutar de mi día de descanso sin entrenar.

¡Ay el descanso! Bendito y maldito tesoro que me hace alejarme una semana del terreno de juego.   

Jueves 30 de marzo de 2023

Tallin, Estonia

Recuerdo #595