Después de varios días de mucha reflexión he llegado a la conclusión de que lo más sensato es que acabe jugando con Wise. Es cierto que la más que merecida titularidad de Rumori no sea tal en Wise, pero jugar en tercera división y entrenar con ellos supone un reto inigualable.
Aún estoy muy lejos de mi nivel deseado. Sigo galopando y cada vez tengo mejor toque y un pase más preciso. Eso de poder jugar de cinco me ha hecho replantearme muchas cosas. Y aunque mi entrenador me haya acabado probando de nueve me gusta pensar que espera de mi algo similar a lo que hace Antoine con el Atleti.
Ha sido un entrenamiento de los que hacen callo. Un durísimo circuito de intensidad con balón seguido de un partido donde apenas he tocado el balón. Y en las dos ocasiones en las que sí lo he hecho he perdido la posesión.
Aún con mi lamentable entrenamiento, parece ser que hay algo que convence al mister. Me ha citado para el primer amistoso de la pretemporada, y entrar en la primera convocatoria después de un par de meses entrenando me hace pensar que en efecto me queda mucho fútbol.
Jugar al fútbol, y más en un ambiente tan competitivo, es tal vez el mayor de los placeres de mi vida báltica. Una realidad inaccesible en Madrid, ya sea por el hermetismo de los clubes o por mi falta de nivel. Pero aquí, gracias a una combinación de coraje y corazón he encontrado mi sitio.
Parece que esta puede ser la primera convocatoria de muchas. Y el reto de ganarme el puesto desde el banquillo, me hace entre otras muchas cosas soñarme Ángel Correa y pensar en un puntín que puede dar una liga.
Jueves 23 de marzo de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #588
