587 - Unas alitas peligrosas.

Como buen amante de la comida soy fiel defensor del comer lo nuevo y diferente. Me considero un romántico culinario, llegando a perder la cabeza por determinados platos. Me acuerdo de ese falso jamón de atún rojo de Serrano esquina Lista, o de el consomé de Lhardy, y como es normal, sueño con volver a probarlos por primera vez.

Sin embargo, dentro de los miles de platos diferentes que he probado hay uno que jamás desearía volver a probar por primera vez. Unas alitas de pollo cocinadas por el mismo diablo y que suponen un viaje de dolor y sufrimiento para quien las prueba. Tal vez repetir dicho plato sea más sensato que tomarlo por primera vez. Y es por ello que hoy me he atrevido a repetir

Aprovechando que Luca y Ruan estaban en Tallin nos hemos a Viru Keskus. Un maltés y un sudafricano que han jurado no sufrir las tropelías de esas delicias de pollo. Y yo, español de buen comer y sufridor de esas dichosas alitas les he advertido, pero no ha servido de mucho.

Las ocho alitas nos han hecho sufrir más de lo esperado. Hemos tardado algo más de cuarenta minutos en poder movernos del sitio. Todo ello seguido de un agonizante paseo hasta Hell Hunt. Hemos tardado casi una hora en recorrer una distancia de menos de dos kilómetros. Con repetidas paradas de emergencia ante los inminentes vómitos y agonizantes retortijones.

Poco puedo contar de esas alitas que se cocinan en  Viru. Es sin duda el plato más picante y más salvaje que he tenido la desgracia de probar, y aún así, después de haber batido mi récord y lograr comerme tres, le he prometido a Ruan y a Luca intentar comerme ocho cuando vuelvan a Tallin.

Miércoles 22 de marzo de 2023

Tallin, Estonia

Recuerdo #587