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  • Foto del escritorCarlos Pinedo Texidor

582 - Una semana agotadora.

Por primera vez en cinco días vuelvo a sentir las piernas. El dolor ha dejado paso a una lenta y agotadora recuperación que espero que me permita jugar el domingo mi primer partido de fútbol once en un año.


Es curioso como durante todo el año veintiuno había acostumbrado a mi cuerpo a sufrir y entrenar sin descanso, y sobre todo, como mi cuerpo jamás se quejaba de la forma que lo hace ahora.


Me niego a pensar que en la víspera de mis veinticinco mi cuerpo empiece su declive. Me queda mucho deporte por delante, y volviendo a vivir en el templo de la abstinencia tengo la motivación que me faltaba cuando me mudé a Tallin.


Tampoco pretendo achacar todos mis anteriores males al consumo del maravilloso brebaje etílico. Pero hay cierta correlación entre disciplina y resaca, y yo, sufridor de mil males después de una noche de excesos, me beneficio de su destierro.


Ha sido una semana excesivamente larga. De esas cuyas prioridades laborales no se terminan. Una semana caracterizada por imprevistos y un estrés impropio de mi vida monacal. Tal vez sea el cuerpo que la ausencia de etanol me pide algo de esa droga madrileña que se materializa en días frenéticos y noches que no acaban.


Hoy es uno de esos días en los que me alegro mucho por tener a Mer. Una isleña que ante todo entiende mi devoción por la vida tranquila. La vida de café y paseos. La vida de deporte y pasiones nobles. Y en su respeto incondicional, es capaz, sin yo decirle nada, de proponerme con cierta timidez, que vayamos vamos a mi casa, que una peli y una cena tranquila es lo que necesito para olvidarme de esta locura de semana.


Viernes 17 de marzo de 2023

Tallin, Estonia

Recuerdo #582




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