Carlos Pinedo Texidor
580 - Sufrimiento pasajero.
Hoy me he levantado arrastrándome por mi casa. Las piernas no me funcionaban, y la cabeza aún trataba de entender porqué decidí jugar ayer al fútbol. Desde aquel IronMan que corrí no he sentido tanto dolor físico y mental. Una fiebre muscular de esas que te recuerdan que siempre se puede sufrir más.
Tal era mi dolor que me ha tocado cancelar mi entrenamiento matutino y mi sesión futbolera nocturna. Debería estar jugando al fútbol cinco veces por semana, y ha sido un duro golpe de realidad entender que ni si quiera estoy para hacer deporte dos días seguidos.
No sé qué le debe pasar a mi cuerpo para no aceptar esta vida mía monacal. Aunque es cierto que después de darle muchas vueltas a lo largo de uno de los días laborales más caóticos de mi vida, creo que el problema es mental.
Creo, o al menos es la conclusión a la que he llegado, que aceptar la vida monacal conlleva inevitablemente asumir ciertos sacrificios. Y por mucho que lleve tres meses sin alcohol, aún tengo que renunciar a las pantallas por la noche o irme a dormir a la una de la mañana.
Supongo que el día de hoy me sirve para entender que no estoy ni mucho menos cerca del punto al que quiero llegar. Y es que cuando escribo esto me arden las piernas y me queman los ojos. La fiebre muscular se ha apoderado de mi cuerpo, y la cabeza empieza a fallar.
Me queda mucho para volver a estar en forma. Pero espero que todo esté sufrimiento pasajero me ayude a recuperar lo que algún día tuve.
Miércoles 15 de marzo de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #580
