573 - Nieve y otros problemas.

Sigo diciendo que el invierno en Tallin tampoco es para tanto. Que las temperaturas bajo cero tampoco son mucho peores que el vendaval madrileño. Y que eso de la oscuridad es un problema que molesta tan sólo un par de semanas.

Si uno se para a pensarlo, el exceso de frío tampoco tiene mucho que envidiar al exceso de calor madrileño. Ambos limitan el tipo de actividad que se puede hacer, y al igual que treinta grados a la sombra no ayudan a jugar al fútbol, tampoco ayuda hacerlo con medio metro de nieve.

Hoy debería haber entrenado con el equipo de cuarta división que me quiere de titular. Releyendo el recuerdo del domingo me da rabia no haber podido ir a entrenar, pero sigo resintiéndome de aquella jaqueca, y haber jugado al fútbol habría empeorado todo. Sin embargo, pensar que no podré entrenar con Rumori hasta el miércoles que viene me entristece. Este domingo estaré en Riga, y me será imposible acudir a nuestra sesión dominical.

Pero volviendo a lo de hoy, creo que poco puede decir más allá de la impotencia de haber visto cómo el campo helado nos impedía entrenar. Eso de depender de factores meteorológicos, ya sea calor o heladas, es algo que no me termina de convencer. Y tal vez en mis ansias por seguir jugando al fútbol me planteé en un futuro ir a un país donde el clima permita jugar al fútbol todos los días del año.

El fútbol, que parece ser ahora el mayor de mis problemas, me ayuda entre otras cosas, a olvidarme de esos pequeños problemas que tampoco son para tanto. Lo económico no importa tanto cuando no puedo jugar al fútbol. El excesivo precio de la vida independiente tampoco es para tanto, o al menos si me siento a compararlo con no hay haber jugado al fútbol hoy.

Miércoles 8 de marzo de 2023

Tallin, Estonia

Recuerdo #572