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  • Foto del escritorCarlos Pinedo Texidor

567 - La mesa ha vuelto.

Hoy me ha tocado ir una vez más a Ülemiste. El lector asiduo de este blog ya sabrá que tuve que volver a dejar mi querida DDJ-400 para que la reparasen por segunda vez. No miento si digo lo mucho que me irrita comprar un producto defectuoso. Es más que notorio que este modelo de mesa de Pioneer sufre ciertos defectos. Y el mío, tal vez el más común, supone que el rail izquierdo no lea correctamente la posición del nivelador. Algo que tristemente deriva en que el ordenador no lea lo que ocurre en la mesa.


La primera vez que tuve que mandarla a reparar fue hace unos meses, cuando accidentalmente descubrí que una de las sesiones que había grabado sufría en las transiciones del canal izquierdo. No sé muy bien qué me llevó a comprobar el software, pero por pura casualidad me ahorré horas y horas de bucear en foros. Hoy, poco más de dos semanas después la vuelvo a tener conmigo, y aunque está vez hayan tardado menos, me sigue chirriando que no me hayan dado una nueva tal y como correspondería.


Perder la mesa, aunque tan sólo sea durante unas semanas, es algo que no termina de hacerme gracia. Me he acostumbrado a dedicar muchas horas a ese pequeño vicio que es la música. Me levantó con ganas de descubrir nueva música, organizo listas y sueño con combinaciones de melodías. Y es que esta pequeña mesa se ha convertido en una pequeña gran obsesión de mi vida monacal.


Ahora que la tengo de vuelta, me siento mucho más libre y feliz. La mesa es un objeto simple, pero es fundamental para mis largas tardes monacales. Y como ya he dicho alguna vez, la vida interior en Tallin es algo que valoro mucho, y aunque ahora Mer me distraiga y ofrezca compañía, sigo pensando en esas largas tardes solitarias donde con café y una libreta sueño con ser DJ.


Jueves 2 de marzo de 2023

Tallin, Estonia

Recuerdo #567



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